En busca de la excusa...

NEGÁNDOME A BLANDIR MI ESPADA, COMO SI, POR SER EL ÚLTIMO JINETE, TUVIERA EN MIS MANOS EL PODER PARA DESENCADENAR (O NO) EL APOCALIPSIS. EVIDENTEMENTE, EL FIN DE LA HISTORIA NO DEPENDE DE MI, PERO SIGO CABALGANDO POR EL MUNDO, NEGÁNDOME A ACEPTAR QUE NO EXISTE UNA PERSONA BUENA POR LA QUE MEREZCA LA PENA SALVAR DE LA QUEMA AL RESTO, COMO EN SODOMA Y GOMORRA...ASÍ QUE, CADA DÍA QUE APARECE ALGUIEN, MI MUNDO CONSIGUE UN DÍA DE VIDA MÁS.

09 julio 2009

Frente al espejo


          Me he sorprendido contemplándome en el espejo del baño, tras la ducha. Si mi reflejo hubieras sido tú, los pezones erizados por el agua fría hubieran apuntado directamente a tu boca. La toalla ha caído al suelo y el pelo revuelto ha resbalado sobre mis hombros. Los últimos mechones ha llegado hasta el pezón, queriendo ocultar la desvergüenza de mostrárselos impunes a tus labios. Pero el roce sólo ha conseguido erizarlos aún más imaginando tus manos acariciándolos. He cerrado los ojos y he otorgado a tu pulgar la dirección de los movimientos de mi cuerpo. Una gota de agua resbaló entre mis pechos, primero rápido, después lento y se perdió en mi ombligo, donde empezó todo… Pude notar mi sexo palpitando y, sin tener más que tu pulgar jugando con mis pechos, ha empezado a dispararse mi líbido. Frente a mi, tu reflejo perdido en el espejo acariciaba un pezón con la mano derecha y con la izquierda buscabas mi cuello, enterrando el lóbulo de la oreja entre tus dedos. Has posado el pulgar en mis labios, entreabiertos, mientras yo sacaba mi lengua para rozarlo. Tu sexo crecía en tu entrepierna. Mi mano derecha buscaba tu miembro, pero el espejo sólo me devolvía la imagen de mi pubis abultado. Mis manos bajaron, buscando tu erección y resbalando entre mis piernas. Completamente mojada por el deseo, he ansiado que mis manos fueran tu pene o tus dedos suaves, acariciándome. Y he deseado sentir tu boca zambulléndose entre mis pechos y lamiéndolos, succionándolos como a una gota de ron miel en el borde del vaso. Entonces me he perdido y he imaginado tu boca rodando por mi estómago hasta alcanzar mi pubis, mientras yo me estremecía. Has cogido todo mi espléndido trasero con tus manos mientras acercabas mi sexo a tu boca para lamerlo, fundiendo tu saliva con mi humedad hasta que tus dedos se han unido a la fiesta con maestría. Con los ojos cerrados he visto centellear las luces de mi cuarto de baño. Mientras tus manos ascendían hasta mi cintura, estrujándola, he perdido la pista de tu boca. El reflejo del espejo se ha puesto a mi espalda, he sentido tu erección buscándome, deslizándose dentro de mí suave, mojado y lento, como tus besos. He saboreado tu calor en mi espalda, tus manos sujetando mis pechos, en una unión perfecta cóncavo-convexa. Allí, frente al espejo, me has penetrado. Aún con los ojos cerrados sentía tu aliento, tu jadeo, al compás del mío, hasta que te has derramado sobre mí y he sentido tu humedad en mi interior. Me has apretado contra ti, como si no quisieras que se perdiera una sola gota, mientras seguías mojando mi cuello con tu boca.
No se cuánto tiempo ha pasado, un segundo, un minuto, diez… al abrir los ojos aún centelleaban las luces de mi cuarto de baño. El espejo sólo me ha devuelto el reflejo de mi pelo alborotado y mis labios entreabiertos. Detrás de mi, los azulejos azules de la pared...

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