En busca de la excusa...

NEGÁNDOME A BLANDIR MI ESPADA, COMO SI, POR SER EL ÚLTIMO JINETE, TUVIERA EN MIS MANOS EL PODER PARA DESENCADENAR (O NO) EL APOCALIPSIS. EVIDENTEMENTE, EL FIN DE LA HISTORIA NO DEPENDE DE MI, PERO SIGO CABALGANDO POR EL MUNDO, NEGÁNDOME A ACEPTAR QUE NO EXISTE UNA PERSONA BUENA POR LA QUE MEREZCA LA PENA SALVAR DE LA QUEMA AL RESTO, COMO EN SODOMA Y GOMORRA...ASÍ QUE, CADA DÍA QUE APARECE ALGUIEN, MI MUNDO CONSIGUE UN DÍA DE VIDA MÁS.

12 mayo 2009

Tú y tus planetas


“Tienes que esperar a que los planetas estén alineados…”, me dijiste. Tú y tus planetas. Me pasé un año mirando al cielo buscando esa línea de astros, consultaba manuales de astronomía esperando encontrar el momento exacto en que las órbitas confluían en anillos concéntricos y todos los planetas del sistema solar se alineaban en una perfecta recta de placer. Así fueron pasando las estaciones, pero la luna nunca dejó de dar vueltas, Saturno tarda demasiado tiempo en recorrer su órbita alrededor del Sol y yo… yo no tenía tanto tiempo o quizás no tenía tantas ganas. Cuando Júpiter estaba por la labor, Venus estaba metido en el crudo invierno. En resumen, pase varias primaveras esperando que Marte floreciera y el planeta rojo nunca floreció.
Un verano, paseando por la playa, me encontré con un viejo conocido que me dio noticias tuyas. Resultó que no necesitabas que se alinearan los planetas, te bastaba con una simple lluvia de estrellas, en el momento oportuno, en el sitio adecuado y entonces dejaba de importar la astronomía y hasta la astrología. Miré a mi mujer y agradecí el cielo nublado de aquel invierno, cuando se me ocultaron las estrellas, porque pude verla a ella y olvidé así la razón del porqué miraba tanto al cielo.

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