"Mañana cambio las sábanas. El tiempo está demasiado frío para las sábanas de raso. Concéntrate, Patricia, lo tienes encima de ti. Finge un poco mujer, mírale a los ojos como si quisieras que entrara un poco más. Que va, no hay manera, mis caderas no quieren moverse a su compás, me resbalo". Él se esmera, me acaricia como antaño me gustaba pero no se qué pasa, que hoy no siento nada. En realidad, hace tiempo que no siento nada. "Nena, ¿estás bien?"-pregunta-. "Si, si, sigue, estoy bien". Él termina y yo me esfuerzo por hacerle creer que también. Acabo de tomar una decisión: esta noche mismo tiro estas escurridizas sábanas de raso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario