En busca de la excusa...

NEGÁNDOME A BLANDIR MI ESPADA, COMO SI, POR SER EL ÚLTIMO JINETE, TUVIERA EN MIS MANOS EL PODER PARA DESENCADENAR (O NO) EL APOCALIPSIS. EVIDENTEMENTE, EL FIN DE LA HISTORIA NO DEPENDE DE MI, PERO SIGO CABALGANDO POR EL MUNDO, NEGÁNDOME A ACEPTAR QUE NO EXISTE UNA PERSONA BUENA POR LA QUE MEREZCA LA PENA SALVAR DE LA QUEMA AL RESTO, COMO EN SODOMA Y GOMORRA...ASÍ QUE, CADA DÍA QUE APARECE ALGUIEN, MI MUNDO CONSIGUE UN DÍA DE VIDA MÁS.

23 enero 2009

A duras penas

Antes de irme a dormir ya empezaba a sentirte algo mal. Me engañé a mi mismo pensando que si me acostaba pronto y conseguía dormirme rápido el dolor se olvidaría de mi y se iría a otro cuerpo. En medio de la noche, me desperté sudando, un pinchazo agudo en mi bajo vientre extendía sus brazos por todo mi cuerpo y me hacía encoger de dolor. A duras penas, conseguí levantarme, ir al cajón de las medicinas y arrancar dos píldoras que engullí de una vez, con un sorbo de agua. Volví a la cama, encogido sobre el vientre como si pretendiera que no entrara más dolor de fuera o no quisiera que saliera de dentro de mí. Quizás conseguí dormir alguna hora más, puede que el efecto de las pastillas me hiciera pensar que había dormido cuando sólo había pasado el tiempo aletargado. Cuando volví en mi, estaba sentado en mi oficina sin conseguir mantenerme erguido en la silla. Intenté tensar los músculos del abdomen para enderezarme un poco pero lo único que conseguí es que, como un resorte, mi espalda volviera a curvarse haciéndome volver a la posición fetal en la que llevaba desde el día anterior. Durante todo el día de ayer me mantuve en esa postura indefensa de quien no puede tirar de su cuerpo, drogado por los medicamentos, contando los minutos para tomar otra píldora y así, hasta cuatro o seis u ocho… perdí la cuenta.
Hoy me he levantado, tarde, como de costumbre, contento, porque no ha sido el dolor lo que me ha despertado. Al abrir los ojos he centrado mi atención en el abdomen: el dolor había desaparecido. Sonreí pensando que, una vez más, el tiempo lo cura todo. Todo llega y hay que dejar que los acontecimientos lleguen porque, tarde o temprano, también se irán. Sin prisa pero sin pausa. La vida se abre camino, el mundo tiene que seguir girando y yo… tengo que seguir respirando y entre inhalación y exhalación, viviendo un poco quizás.

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