En busca de la excusa...

NEGÁNDOME A BLANDIR MI ESPADA, COMO SI, POR SER EL ÚLTIMO JINETE, TUVIERA EN MIS MANOS EL PODER PARA DESENCADENAR (O NO) EL APOCALIPSIS. EVIDENTEMENTE, EL FIN DE LA HISTORIA NO DEPENDE DE MI, PERO SIGO CABALGANDO POR EL MUNDO, NEGÁNDOME A ACEPTAR QUE NO EXISTE UNA PERSONA BUENA POR LA QUE MEREZCA LA PENA SALVAR DE LA QUEMA AL RESTO, COMO EN SODOMA Y GOMORRA...ASÍ QUE, CADA DÍA QUE APARECE ALGUIEN, MI MUNDO CONSIGUE UN DÍA DE VIDA MÁS.

07 octubre 2008

Manual de instrucciones para besarte



Consideraciones previas:

- Cepillarse los dientes (a conciencia, y con un dentífrico fresco, el resto de cualquier cosa puede estropear el resultado final del proceso). Importante: No utilizar enjuague bucal.
- Hidratarse los labios. Bastará con un poco de vaselina perfumada no muy pastosa (una demasiado pringosa dará nuevamente un resultado no deseado)
- Hidratación en cara y manos. Esto es conveniente hacerlo varias horas antes de llevar a cabo el proceso, de lo contrario una lubricación excesiva de extremidades y rostro de nuevo pueden hacer que el proceso no concluya de manera satisfactoria.
- Es conveniente también perfumarse ligeramente, una base fresca y embriagadora, que no “atufante”. (No abusar del perfume para evitar mareos no deseados)

Teniendo en cuenta todo lo anterior procederemos:

En primer lugar estableceremos contacto visual con el individuo. Es importante que, desde el primer encuentro de miradas, esta se mantenga hasta que tenga lugar el primer roce de labios. Se puede parpadear y entornar los ojos, pero nunca se seguirá el paso de una mosca y, mucho menos, de otra persona. Nuestros ojos estarán centrados en el individuo y ese es nuestro único objetivo por el momento.
Una vez nos hemos acercado lo suficiente como para empezar a percibir su olor y él el nuestro debemos mostrar una leve sonrisa, esta debe ser tierna, no pícara, que el sujeto intuya timidez pero decisión.
En el proceso de acercamiento podemos pasear nuestra mirada (siempre manteniendo esa levísima sonrisa) por su rostro, de un ojo al otro y de estos a los labios, la nariz, el cuello, para hacer un mapa mental de la situación exacta de cada saliente del rostro.
Cuando nuestro cuerpo esté a unos 20 cm del sujeto de la operación podemos entonces levantar un brazo (el derecho si eres diestra, el izquierdo si zurda) y con nuestra hidratada mano rodearemos suavemente su cuello poniendo especial cuidado en que nuestro pulgar quede estratégicamente colocado en el lóbulo de su oreja.
Nota: Mientras hacemos esto, podemos empezar a abrir los labios ligeramente, dejándose entrever únicamente los incisivos superiores.

Y ahora, lee atentamente porque este es un momento delicado que puede dar lugar al rechazo: Con ayuda de nuestra mano, colocada estratégicamente, nos acercaremos al sujeto en cuestión. Debemos “invitar” a un acercamiento, que no obligar. En todo caso, el acercamiento vendrá siempre de nuestro lado.
Mientras nos aproximamos, iremos girando la cabeza (a la izquierda si eres diestra, a la derecha si zurda) y entreabriendo más los labios a la vez que podemos humedecernos estos imperceptiblemente (si no podemos hacer que esto sea imperceptible, mejor saltarnos este paso).
Cuando nuestros labios estén a menos de 1 cm de los del sujeto y una vez hayamos practicado frente a un espejo para asegurarnos del caudal exacto de aire (si no tenemos dominio de este paso también nos lo saltaremos), expulsaremos lentamente aire por la boca con el objetivo de calentar los labios del individuo.
Ha llegado el momento en que podemos posar nuestros labios en los del sujeto y abrirlos un poco, quizás succionar ligeramente su labio inferior a la vez que pasamos el extremo de nuestra lengua humedeciéndolo.
Si le sentimos receptivo, continuaremos cerrando nuestros labios en torno a los suyos, siempre humedeciendo con nuestra lengua.
Si el sujeto abre más su boca, parece claro que desea nuestros labios y entonces podemos abrirlos hasta acoplarlos a los suyos y empezar a explorar su boca con nuestra lengua, a ver que sensaciones podemos ofrecerle.
Para entonces ya debemos tener los ojos cerrados, y mientras exploramos su boca con nuestra lengua, seguiremos expulsando un suave chorro de aliento caliente a la vez que movemos nuestros labios en torno a los suyos.

Lo que viene a partir de ahora debe formar parte del dejarse llevar por el instinto y, por supuesto, los gustos del individuo para que la experiencia sea satisfactoria para ambos.

Algunas sugerencias:

- Se puede hacer uso de los dientes sin apretar demasiado (practicar en nuestra propia mano con anterioridad)
- Puede alternarse roce suave de labios con comida de boca en toda regla (siempre que la situación y las circunstancias del momento lo requieran y/o lo permitan)

Por último, pero no menos importante, aconsejamos que, si el proceso progresa adecuadamente y no queremos dejarlo ahí, nos aseguremos de la privacidad del entorno para dar rienda suelta al encuentro.

En el próximo capítulo veremos: Manual de instrucciones para desabrochar el primer botón.

Nada más. Buen provecho a todas. ;)

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