
Me voy a permitir esta licencia. Espero que sea de las últimas. Voy a dedicarme de nuevo un tiempo, una vez más, lo expreso de forma cansina porque llega a serlo, porque me tiene harta, porque estoy agotada de dedicarme momentos de decir adiós que luego no sirven de nada. Estoy aburrida de darme licencias, de permitirme ilusionarme, de agotarme hasta el hastío. Quiero que esto sea de verdad una despedida. Como dijo alguien, lo difícil es decir que no, que no puede ser, ser valiente para reconocer que no se puede, que se ha intentado pero no funciona. Dan ganas de gritar, de patalear y pegar a lo primero que se ponga por delante. Mi impaciencia por las decisiones me llevan de nuevo a sentarme frente a las letras a decir que estoy asqueada, pero a reconocer que aunque a priori parezca que se es valiente por querer pelear, bien es conocida la frase de que una retirada a tiempo es una victoria y que, en muchos casos, lo racional, lo sensato, lo más adecuado, lo mejor, es aceptar el hecho de que no se puede seguir adelante, que el daño es mayor que el beneficio, que hay que decir adiós, a pesar de lo que cuesta…
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