En busca de la excusa...

NEGÁNDOME A BLANDIR MI ESPADA, COMO SI, POR SER EL ÚLTIMO JINETE, TUVIERA EN MIS MANOS EL PODER PARA DESENCADENAR (O NO) EL APOCALIPSIS. EVIDENTEMENTE, EL FIN DE LA HISTORIA NO DEPENDE DE MI, PERO SIGO CABALGANDO POR EL MUNDO, NEGÁNDOME A ACEPTAR QUE NO EXISTE UNA PERSONA BUENA POR LA QUE MEREZCA LA PENA SALVAR DE LA QUEMA AL RESTO, COMO EN SODOMA Y GOMORRA...ASÍ QUE, CADA DÍA QUE APARECE ALGUIEN, MI MUNDO CONSIGUE UN DÍA DE VIDA MÁS.

30 agosto 2011

Metaliterario... amor


¿Por qué no consigo teclear nada cuando quiero escribirte? Las palabras se atropellan entre mis dedos, tachándose las unas a las otras para no leerse entre sí. Me zumban las tuyas en los oidos, todas aquellas que dices que no dicen nada, que nunca quieren decir nada y, por tanto, es mejor no oir nada, absolutamente nada... Pero las palabras se agolpan ahora en la boca de mi estómago y pelean entre ellas para ser la primera en salir hasta que una se detiene, se retrae y las demás caen en la cuenta de que tampoco deberían salir y entonces todas y cada una de ellas vuelve a mi estómago demostrando que es posible indigestarse únicamente de palabras... un cólico de fonemas que no han conseguido digerirse... 

Lamentable, me digo, y entonces busco una canción, pero las melodías que encuentro solo cuentan cosas tristes, de las que no te gustan, de las que siempre me rechazas dejando mis sonidos desamparados, de nuevo sin palabras, mudos.
Ya, ya lo se, estoy desvariando de nuevo, como tantas otras veces, pero ya no importa porque he dejado de intentar hablar contigo, así que, ahora que ya no escuchas, que no lees, de repente me salen todas las palabras, se desparraman sobre el papel, se escurren entre mis dedos como impregnadas de mantequilla y me dejan sentir todas las cosas que siempre condenas al vacío. Y sí, también lo se, se que salen desordenadas y desfilan cada una por su lado, apenas inteligibles empujadas por cada uno de mis anhelos. Y ya te digo que a estas alturas da igual. Total, tu hace tiempo que no estás escuchando...

Y, una vez más, después de esta noche, cuando ya me canse de escribir, cuando deje de hablarle al silencio y escuchar canciones tristes, volveré a guardar todas mis palabras, por si acaso la próxima vez consiga escribirlas, por fin, en algún rincón de tu retina.

25 agosto 2011