En busca de la excusa...

NEGÁNDOME A BLANDIR MI ESPADA, COMO SI, POR SER EL ÚLTIMO JINETE, TUVIERA EN MIS MANOS EL PODER PARA DESENCADENAR (O NO) EL APOCALIPSIS. EVIDENTEMENTE, EL FIN DE LA HISTORIA NO DEPENDE DE MI, PERO SIGO CABALGANDO POR EL MUNDO, NEGÁNDOME A ACEPTAR QUE NO EXISTE UNA PERSONA BUENA POR LA QUE MEREZCA LA PENA SALVAR DE LA QUEMA AL RESTO, COMO EN SODOMA Y GOMORRA...ASÍ QUE, CADA DÍA QUE APARECE ALGUIEN, MI MUNDO CONSIGUE UN DÍA DE VIDA MÁS.

07 julio 2008

Lo que pudo ser... ¿y fue?

Era la esperanza hecha mujer. Su voz era suave y su rostro era tan dulce… sus brazos sostenían al mundo y su ilusión era infinita. Y ni el Dios podía apagarla; ni los fantasmas del pasado; ni los diablos del futuro; ni el final presente.
Caminaba sola y del sol, quizás, provenía su valentía y quizás la luna velaba su sueño, si dormía, y avanzaba descalza sobre la humedad, por entre las nubes, bajo la mirada atenta de la inmensidad. Un amplio espectro de ilusiones, ópticas, tal vez, oasis de sueños o tan sólo espejismos.
Una brillante estrella que nubla al sol. Un impresionante arco iris que se esconde tras la luna. Imagen insultante de pureza, de brío, de estelas…

Caballero andante de la tristeza. Por él, tras ella, su sombra se hizo fuego y su voz se revistió de esferas y su cuerpo colapso las sombras y su alma inundó el sistema.

Camina descalza, tras las calzas que, quizás, algún día, la persiguieran y sus pies no humedecen aquel suelo por el que pasea y su nombre no cabalga con ninguna estrella y sus manos no acogen los rayos de luna llena y su sonrisa, su sonrisa era tan bella… tan bella… que ni el mismo Dios pudo apagarla, pero un caballero logró vencerla.